martes, 13 de noviembre de 2012

Mundos perdidos

Cinturón de asteroides

Por: El Detective Cósmico

Es la noche del 17 de octubre de 1776, en el interior del teatro de Witttenberg, en Alemania, Johann Daniel Titius ensaya un patrón numérico mientras espera el inicio de la función. Asigna el cero a Mercurio, el tres a Venus, doblando las cantidades, siguiendo con el 6, 12, 24, 48 y 96, una cifra para los planetas entonces conocidos. A cada cifra le suma el número cuatro, luego lo divide entre 10, dando una distancia aproximada en unidad astronómica al planeta en cuestión, distancias conocidas en esa época. Sólo hay un problema: entre Marte y Júpiter no hay ningún planeta conocido. Emocionado por la secuencia descubierta, abandona el teatro segundos antes de la tercera llamada.
Para inicios de 1780 la secuencia es popular, suman cifras intentando adivinar más planetas. El 13 de marzo de 1781, en Hannover Alemania, William Herschel, con un telescopio construido por él mismo, descubre un nuevo planeta (al que luego se le llamará Urano), al doble de la distancia de Saturno (96), tal como la secuencia de Titius lo predijo. Eso basta para retomar con más seriedad dicha secuencia, volviendo los ojos al número 24 (24+4= 28/10= 2.8 UA).
La búsqueda dura años, el cielo parece infinito y encontrar el mundo ubicado a 2.8 UA parece imposible. El 21 de julio de 1787, en su estudio en Gotha, Alemania, Franz Xaver von Zach sabe que debe reunir fuerzas para hallar la aguja en el pajar. Convoca a 24 astrónomos de primera línea, dividiendo el área de búsqueda en 24 zonas, de 15° cada una, sumando un total de 360°. El asunto es serio. El grupo de astrónomos se hace llamar “Policía Celestial” (los detectives de Lilienthal).
La noche del 1° de enero de 1801, Giuseppe Piazzi (quien desconoce la existencia de los detectives) encuentra un cuerpo celeste, desde el observatorio de Palermo. Trata de ser cauteloso con lo que mira. Las noches siguientes confirma su hallazgo, aunque no adelanta el término de planeta, decide entonces llamarle “cometa”.  El objeto celeste es Ceres, la secuencia de Titius tiene otro acierto, pero Piazzi, en un desafortunado extravío del nuevo planeta, brinda una segunda oportunidad a la Policía Celestial.

Sonda espacial Dawn

La madrugada del 28 de marzo de 1802, Heinrich Olbers (uno de los detectives de Lilienthal) reencuentra a Ceres, luego de un año de extravío. Anuncia a sus colegas del asunto, precisando las coordenadas para su confirmación. Tres meses después. el 28 de marzo del mismo año, descubre el segundo cuerpo celeste: Palas. Cinco años después, el 29 de marzo de 1807, descubre Vesta, Cada cuerpo celeste a distancias similares, lo que multiplica el número de objetos en una órbita determinada por la secuencia de Titius. Los detectives deben pronuciarse de alguna manera, si bien no estan ciertos de que cada uno de los objetos descubiertos es un planeta, tampoco avalan que sean fragmentos de un enorme planeta en formación o destruido posteriormente por algún otro objeto celeste. Ya Herschel había puesto un nombre en la mesa: asteroides.
La mañana del 27 de septiembre de 2007, desde Cabo Cañaveral, despega un vehículo llevando en su interior la sonda Dawn, con destino al asteroide Vesta. El 17 de julio de 2011 Vesta atrapa suavemente en su órbita a la sonda espacial. Los datos enviados a la central de la NASA revela datos físicos, químicos e imágenes de una piedra de forma irregular, además de detalles cartográficos que en conjunto le llevan a la sonda más de cinco años de estadía en la órbita de Vesta. En agosto de 2012, la sonda Dawn se alejó de Vesta para dirigirse a Ceres, el otro asteroide que desveló a los más destacados astrónomos del viejo mundo, calculando su llegada en el mes de febrero del año 2015.
Hoy en día se tienen catalogados más de 4000 asteroides con un diámetro mayor a 40 kilómetros. Objetos menores a ese tamaño se llaman Meteoritos. ¿Y los cometas? Bien, la diferencia entre este y un asteroide, es que el primero tiene una cantidad importante de hielo, y el segundo es básicamente una piedra.
Han transcurrido más de doscientos años desde esa noche en el Teatro de Witttenberg, en Alemania, cuando Titius destapó el pomo de las esencias, al obrar la casualidad en bien de la astronomía. El quinto planeta visionado por Titius es el ahora conocido Cinturón de Asteroides, le siguen los planetas gaseosos, los cuales aparecerán en la siguiente entrega, luego de este viaje en el tiempo.

Por mejores cielos, me despido de vos.


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