Recuerdo la tarde cuando vi la película Star Wars (Guerra de las galaxias), en el Real Cinema. El cine a reventar, el olor a palomitas recién hechas, a tortas de pollo en escabeche y el refresco de rigor, además de la emoción por ver una batalla “intergalactica”, donde la energía de la materia: La Fuerza y su Lado Oscuro, permitiría a los Caballeros Jedi manipular a su antojo el macro y el microcosmos. Luego de ese día, de vez en vez miraba al cielo y recreaba en mi memoria las escenas de naves a “hiper” velocidad y el satélite llamado Estrella de la Muerte... en aquella galaxia lejana, tan lejana...
La ficción fue caminando al paso de los descubrimientos científicos. En 1948 el físico George Gamow planteó que el Universo se había creado a partir de una gran explosión (Big Bang), provocando que la materia se calentara a millones de millones de grados térmicos, y que la radiación generada por la explosión bien podría ser detectada, y así fue. En 1965 dos ingenieros de radio, por accidente, detectaron la radiación de fondo del Universo, lo que les valió el premio Nobel.
A finales del siglo XX y comienzos del XXI, se idearon dos satélites artificiales; el COBE, que elaboró un mapa muy preciso de la radiación de fondo del Universo; y el WMAP, que mejoró en precisión y calidad el mapa anterior en cuanto a resolución, revelando datos que ratificaron la existencia de esa gran explosión teorizada en los años cuarenta. Pero, ¿qué explotó?: Una materia muy densa, mejor conocida como fluctuación primordial (o cuántica). La gran explosión causó que esa materia caliente se expandiera en todas direcciones, hasta enfriarse, formando núcleos atómicos de Hidrógeno y Helio; el resto de las demás sustancias se fueron formando en los núcleos de las estrellas. Es decir, la materia de la que estamos hechos todos nosotros (y casi todo lo que tocamos) fue cocinado en el centro de las estrellas.
¿Somos polvo de estrellas? Sí, pero injusto sería dejar fuera a los fotones y a la fuerza gravitatoria, que hicieron su parte conforme el universo se expandía y se enfriaba. Estos núcleos alcanzaron a su vez enormes temperaturas, colapsando y estabilizándose y vuelto a colapsar, hasta surgir las supernovas, las cuales, al estallar, arrojaron elementos más pesados que el Helio, convirtiéndose en Polvo Interestelar, que después sería captado por otra estrella en formación.
Se piensa esto fue lo que sucedió con nuestra estrella, y se considera a nuestro Sol de segunda y hasta tercera generación, dentro de nuestra galaxia. Y ese Polvo Interestelar también está presente en planetas como la Tierra, elementos que han servido para iniciar el proceso de vida en nuestro mundo. Estamos hechos de elementos cocinados en el centro de las estrellas hace miles de millones de años: Estamos hechos de Universo.
Acá se preguntarán, ¿y qué relación tiene este choro mareador con La Fuerza, y el Lado Oscuro? Bien, en el Universo existe materia oscura, literalmente hablando, y los astrofísicos suponen se trata de un tipo de partícula elemental que impregna el universo, una sustancia invisible que vendría siendo una fuente de gravedad adicional que mantiene unidos a los cúmulos de galaxias. Si el mundo sigue en expansión, ¿qué materia ocupa ese espacio existente entre galaxias y demás cuerpos celestes?
El “aglutinante” o materia que se piensa mantiene un equilibrio en el Universo la han definido como Brana. Nuestro mundo se rige por cuatro dimensiones, tres espaciales y una temporal. La materia y la energía sólo puede transmitirse a través de éstas, excepto la gravedad, que se supone está presente en todos los Universos paralelos al nuestro, de ahí la teoría de que cada Brana es un Universo alterno al nuestro. La materia de una Brana puede alterar el espaciotiempo de otra paralela. ¿Locochona la teoría? ¿Serán las Branas la causante de esa materia oscura que no se ve, pero está ahí, haciendo valer su tanto gravitacional? Las Branas podrían estar separadas unas de otras por millonésimas de milímetro. Gracias a este hecho se intentaría explicar porqué la gravedad parece menos fuerte de lo que en realidad es.
Supongo que en alguna Brana existirá un Detective Cósmico, quien escribirá este texto y publicará en un sitio web paralelo a este, donde alguien semejante a vos... o a vos, leerá el escrito. O bien borrará la información por considerarla una teoría muy jalada de los pelos, y decidirá entonces escribir sobre el Sistema Solar.
¡Por mejores cielos ( ...que La Fuerza te acompañe... ), me despido de vos!