CRATER DÉDALO
Por:
El Detective Cósmico
La
astronomía comprende el estudio científico de todo lo que no está
en la Tierra. Dicho así, parece muy vago, pero proporciona una idea
de lo amplio de esta disciplina. Incluso algunos incluyen el
estudio de la Tierra como un planeta, en comparación con otros
cuerpos similares.
Por lo tanto, la Astronomía trata de
estrellas, planetas, cometas, asteroides, nebulosas, cúmulos
estelares, galaxias, y demás elementos que existen en el cosmos.
Se suele confundir con la Astrología, que es
una creencia en que algunos cuerpos celestes, según su posición en
el cielo vista desde la Tierra, influyen en las personas, en sus
actos, e incluso en los animales o las cosas. Y aunque esta confusión
existió hace muchos siglos, desde el nacimiento de la ciencia
moderna su separación es total: los astrónomos estudian el Universo
para conocerlo y poder explicarlo, mientras que los astrólogos solo
usan tablas de posiciones, para relacionarlas con el carácter de las
personas o las cosas, siguiendo recetas antiguas, proveniente de una
época en la que se consideraba a la Tierra el centro del Universo.
Para ver de una forma sencilla qué estudia la
astronomía, nos podemos preguntar qué cosas vemos en el cielo que
estén (a nuestro modo de ver) relacionadas con el tema. Por ejemplo,
¿qué cosas astronómicas vemos de día? Así, el Sol, la Luna, el
lucero del alba y el lucero vespertino -que suelen ser Venus-, serán
respuestas correctas. En cierto modo, las sombras son también
fenómenos astronómicos, pues las provoca la luz del Sol. De igual
modo, el color azul del cielo tiene que ver con el Sol, incluyendo al
arco iris, y otros fenómenos atmosféricos formados por la luz
solar.
¿Y de noche? Tenemos la Luna, los planetas,
las estrellas, algunos conocerán quizá cometas, nebulosas, cúmulos
o galaxias. También se ven satélites artificiales. Las estrellas
fugaces, aunque se producen en nuestra atmósfera, a unos 200 Km. de
altura, también tienen que ver con la astronomía, pues se trata de
material extraterrestre que cae sobre la Tierra (al igual que los
bólidos y los meteoritos).
Pero a simple vista podemos reducir nuestro
campo a varios tipos de objetos: El Sol, la Luna, los planetas, y las
estrellas.
El Sol sólo se ve de día, de hecho es él
quien marca la diferencia entre día y noche. A la Luna la vemos
cambiando, a veces de día a veces de noche. Los planetas son cuerpos
brillantes en el cielo, y en general Mercurio, Venus, Marte, Júpiter
y Saturno son más brillantes que las estrellas. (Pero también
tenemos Neptuno, Urano o Plutón, que sólo se ven usando
telescopio).
Frente a las estrellas, los planetas -además
de ser más brillantes- no parpadean. Seguro habrás visto en el
cielo cómo las estrellas titilan: su brillo no es uniforme. Esto se
debe a la atmósfera terrestre, que desvía los rayos de luz que nos
llegan de las estrellas. Este efecto es menos drástico cuando le
ocurre a la luz proveniente de los planetas. Así que podemos
distinguir un planeta de una estrella brillante si nos fijamos en
cuál no parpadea. La razón de esto es que los planetas, aunque
están muy lejos de nosotros, se ven como pequeños discos, y son
muchos los rayos de su luz los que nos llegan al ojo. Aunque unos
cuantos se desvíen, los demás no, por lo que el brillo
aparentemente no cambia. Las estrellas, sin embargo, están tan lejos
que son sólo un punto luminoso. Ese rayo que nos llega de ellas, si
se desvía, no alcanza nuestro ojo, y no vemos su luz
momentáneamente. Cuando la noche es poco clara, o muy turbulenta
(con capas atmosféricas de diversa temperatura, como suele suceder
en el verano) las estrellas parpadean más acusadamente.
¿Cómo puedo encontrar un buen lugar para
iniciar mis observaciones del cielo? Esa pregunta te la responderé
en el siguiente artículo.
¡Por mejores cielos, me despido de vos!
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