jueves, 25 de octubre de 2012

Contigo en la distancia

Lindo título que este Detective se permite, amparado en la “licencia poética”, cortesía de los editores de la Agencia Cultural de Chiapas. ¿Y qué es la distancia? Puede ser una mirada, un pañuelo alejándose en un muelle, una carta llena de metáforas, una Unidad Astronómica o un Año Luz.
Mi compadre Harrison reclama que aún no se ponen de acuerdo “los que saben”, en decidir si la luz es una onda o una partícula. ¿Recuerdan a Mazinger Zeta, cuando disparaba su Rayo de Fotones? Bueno, pues esos fotones son partículas o “paquetes” de luz, aunque también se sabe que la luz es una radiación electromagnética con longitud de onda; todo un lío cuántico... Pero hay que darle forma a esta cuarta entrega.
Ya sabemos distinguir el brillo de un planeta y el de una estrella común. Ya sabemos qué significa “planeta”, y la reflexión sería porqué esos cuerpos tienen los nombres que tienen. Los romanos bautizaron a los planetas “descubiertos” en su tiempo, con los nombres de Mercurio: el de vuelo rápido, mensajero de los dioses; Venus: diosa del amor; Marte: dios de la guerra; Júpiter: padre de hombres y de dioses, equiparable al dios griego Zeus; y Saturno: dios de la agricultura y la cosecha; además del Sol: deus sol invictus: el invencible dios Sol... Helios en el mundo griego; y la Luna: diosa romana, Selene en el mundo griego.


Los siete nombres anteriores fueron los que a su vez originaron el nombre de los días de la semana: Lunes (Luna); Martes (Marte); Miércoles (Mercurio); Jueves (Júpiter); Viernes (Venus); Saturno (Sábado) y Domingo (Sol... en español, Domingo viene de Diem dominicum o día del señor en latín. En otros idiomas el Domingo está dedicado al Sol... en inglés Sunday, día del Sol).
Esta nominación es la occidental, y por añadidura, la más conocida, pero también existen otros nombres en diferentes culturas del planeta, como lo son la Azteca, Egipcia, Esquimal, Coreana, Lakota, Maori, Navajo, Escandinava, Polinesia, Sami y Tupí-Guaraní, por mencionar algunas.
Los planetas restantes se descubrieron muchos siglos después, y aunque se intentó modificar los nombres, se optó por continuar la nominación antigua. Así se descubrió Urano: divinidad griega del cielo; Neptuno: dios romano del mar; y Plutón: dios del inframundo. Los planetas se dividen de dos tipos: planetas interiores o rocosos (Mercurio, Venus, Tierra y Marte) y exteriores (Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y Plutón).
Volviendo al asunto de las distancias, estas se calculan de la siguiente forma. Si nos referimos a nuestro Sistema Solar, se mide por Unidades Astronómicas (UA). Una UA mide 150 millones de kilómetros: la distancia media que hay entre la Tierra y el Sol. Júpiter, por ejemplo, está a 5.2 UA del Sol, ¿cuánto es en kilómetros?
Para calcular la distancia de cuerpos celestes fuera del sistema solar, se utiliza el término de Año Luz (AL). Un AL es la distancia que recorre la luz en un año. Se sabe que la luz viaja a la increíble velocidad de 300 mil kilómetros por segundo. ¿Cuántos kilómetros recorre en un año? 9.460.730.000.000 km (aún sigo buscando la pronunciación correcta). En 1785, William Herschel descubrió la Nebulosa del Cono, que se encuentra a 2,700 años luz de distancia de la Tierra. ¿Te animas a realizar el cálculo?
Agudos especialistas reflexionan en lo siguiente: si el Universo está en expansión constante, las distancias calculadas se modifican a cada instante. Claro, la duración de la vida humana promedio es de ochenta años, y esa cantidad es ridícula comparada con las cifras antes mencionadas. Como ejemplo tenemos a la Luna, que se aleja cada año de la Tierra un par de centímetros. Llegará el día en que ya no esté más, se irá, y con ella los eclipses, las mareas, las películas de hombres lobo y las noches románticas (no hay de qué preocuparse, cuando eso suceda, no quedarán humanos en la Tierra para lamentarlo).
Cuando te pregunten ¿Cuánto me quieres, cachichurris? Bien podrías contestar “una Unidad Astronómica”. Si estás cacheteando la banqueta, podrías decir “Un Año Luz”. Si de plano te quieres ver “cochi”, podrías responder “de acá hasta el centro de la Vía Láctea, y de regreso” (alrededor de medio trillón de kilómetros).
En la próxima entrega te contaré dos historias: la de Kaoru, y la de Enoc y María Luisa, estos dos últimos recorrieron buena parte de la república mexicana en un camión, enseñando astronomía. Su proyecto lleva el nombre de El Viaje del Cometa.

¡Por mejores cielos, me despido de vos!

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